La sensibilidad dental, también conocida como hipersensibilidad, es una condición que afecta a muchas personas y se manifiesta como un dolor o molestia aguda en uno o varios dientes al aplicar estímulos como el frío, el calor, lo dulce o lo ácido. Como dentista, es fundamental entender tanto las causas de esta afección como las opciones de tratamiento disponibles para ayudar a los pacientes a manejar su incomodidad.
La sensibilidad dental es el resultado de una exposición del nervio dental, ubicada en la parte interna de los dientes, a agentes externos. Esta exposición puede ocurrir cuando el esmalte dental, que actúa como un escudo protector, se desgasta o se ve comprometido. La hipersensibilidad puede variar en intensidad y frecuencia, y puede ser temporal o crónica.
1. Erosión del esmalte
El esmalte puede desgastarse por diferentes razones, incluyendo la acidificación de la dieta (consumo elevado de alimentos y bebidas ácidas), el bruxismo (rechinar los dientes) y el cepillado agresivo con dentaduras duras. La reducción del esmalte expone las superficies más sensibles de los dientes, como la dentina.
Las encías pueden retroceder debido a enfermedades periodontales, higiene oral inadecuada o la genética. Cuando las encías se retraen, las raíces de los dientes quedan expuestas, lo que aumenta la sensibilidad.
La presencia de caries, fisuras o grietas en los dientes puede permitir que los estímulos externos alcancen la parte sensible del diente, provocando dolor.
Algunos procedimientos dentales, como la colocación de coronas, empastes o blanqueamientos, pueden causar sensibilidad temporal. Esto es normal y, en muchos casos, se resuelve en poco tiempo. Sin embargo, si la sensibilidad persiste, puede ser un signo de complicaciones.
La exposición a temperaturas extremas, ya sea por alimentos y bebidas frías o calientes, puede provocar una respuesta dolorosa en dientes sensibles. Esto se debe a que los cambios bruscos afectan a los nervios dentro del diente.
Algunos dentífricos y enjuagues bucales pueden contener ingredientes que irritan los dientes sensibles. Es recomendable buscar productos formulados específicamente para dientes sensibles.
Si sufres de dientes sensibles, aquí hay algunas maneras de manejar la situación:
Estos tipos de dentífricos contienen compuestos que ayudan a bloquear la sensibilidad dental. Se recomienda usarlos de forma regular para obtener resultados óptimos.
Los tratamientos de flúor realizados por un dentista pueden ayudar a fortalecer el esmalte dental y reducir la sensibilidad. También puedes usar enjuagues bucales con flúor en casa.
Un dentista puede aplicar selladores en las superficies de los dientes para proteger las áreas vulnerables y reducir la sensibilidad.
Utilizar un cepillo de cerdas suaves y evitar cepillarte con demasiada fuerza puede ayudar a proteger el esmalte y las encías.
Limitar el consumo de citricos, refrescos y otros alimentos ácidos puede reducir la erosión del esmalte y, por lo tanto, minimizar la sensibilidad dental.
Si muerdes o aprietas los dientes (bruxismo), considera usar una férula dental. Esta puede prevenir el desgaste del esmalte y reducir el dolor relacionado con la sensibilidad.
Programar chequeos dentales periódicos es fundamental para detectar problemas de manera temprana y recibir tratamiento adecuado.
En casos severos de sensibilidad, el dentista podría recomendar tratamientos específicos como la desensibilización de las raíces expuestas.
Beber suficiente agua ayuda a mantener la boca hidratada y promueve la salud bucal en general.
Si experimentas sensibilidad dental, es importante consultar a un dentista para evaluar la causa subyacente y determinar el mejor plan de tratamiento para ti.